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De uniformes azules, “máquinas de guerra” y ejecuciones ilegítimas


Por: César Useche



En otras circunstancias del país, uno podría no objetar el cambio de uniformes de la Policía Nacional de Colombia, anunciado días atrás durante una cumbre de generales. Nos costará un jurgo de dinero en un momento de crisis social; de miles de ciudadanos quebrados por el confinamiento de la pandemia que nunca recibieron (ni recibirán de este gobierno) un solo peso, mientras a los bancos les regalaron dos billones. Por más que nos digan que "es mucho más barato que el que tenemos ahora, es más económica la confección de la chaqueta, como todo el set del uniforme", como lo afirma el general Vargas, sin darnos una cifra.


O por más que lo justifiquen con el argumento: "que el ciudadano pueda ver al Policía a lo lejos, porque (el uniforme) tiene unas características de visibilidad enormes”. No convencen. Es común, me consta, que con el actual uniforme y sus chaquetas verde fosforescente, los policías ocultan sus nombres y sus placas para que el ciudadano no los identifique, en particular, cuando se ven involucrados en abusos de autoridad o delitos mayores, que se ha vuelto una situación demasiado frecuente.


Para noviembre de 2020 se contabilizaban solo en en la Fiscalía Seccional Bogotá 7.491 denuncias penales por abuso policial, pero “ni una sola ha llegado a etapa de imputación”, es decir quedan en nada. E igual con los homicidios y otras graves lesiones causados por policías, como esta selección documentada por Human Rights Watch. Y la vinculación de uniformados en otros delitos como narcotráfico, homicidios, robos, estafas… No, generales, no presidente. Cambiando de ropa no se arregla esto.


La Policía como toda la Fuerza Pública necesita un cambio estructural y un cambio de doctrina de seguridad, junto a una remoción a fondo de todas las ‘manzanas podridas’, que son numerosas en la cesta, de generales para abajo. Pero es pedirle peras al olmo, cuando en particular el uribismo ha hecho de la fuerza pública una “máquina de guerra” dirigida contra los ciudadanos. ¿Por qué diablos tenemos que financiar una Fuerza Pública para que asesine, torture, secuestre, desaparezca personas, trafique, robe y maltrate al ciudadano común?


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La indignación por la más reciente masacre de niños y adolescentes reclutados por la fuerza por parte de las FARC disidentes en Guaviare, han llenado de indignación, con toda razón, las redes sociales. Masacre que el ministro de Defensa Diego Molano justificó con absoluto cinismo y falta de humanidad, calificando a los niños y adolescentes muertos como “máquinas de guerra”. La infamia en su mayor dimensión. Lo ha descrito bien el senador Gustavo Bolívar: el ministro es un cafre, un mal nacido para no decir otra cosa, tal como usó la palabra de forma memorable el maestro Darío Echandía.


Pero la indignación en redes no basta. Indigna el silencio de las mayorías, y peor de gentes que justifican esos niveles de crueldad, de maldad. Está muy enfermo este país, que condena a sus niños y jóvenes a la ausencia de futuro y encima los bombardea. Más de 310 niños han sido asesinados por el Ejército en bombardeos. Esto no puede seguir así. ¡Paremos esto, país! No agrego una palabra más a lo dicho en el video por el senador Bolívar. Su rechazo, su explicación comprensiva y en contexto es completa.


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Otro logro de la era uribista ha sido que el país figure en el escenario mundial al lado del holocausto nazi. Los 6.402 casos documentados por la JEP sobre ejecuciones ilegítimas, popularmente conocidas como ‘falsos positivos’ son un hecho monstruoso, abominable. Pero infortunadamente serán más, a medida que avancen las investigaciones en todos los departamentos de Colombia. Las Madres de Soacha, lugar de donde desaparecieron y asesinaron a más de 2.000 ciudadanos para hacerlos pasar por guerrilleros, estima que la cifra puede ser el doble, es decir cerca de 13 mil homicidios.


Aquí no hay lugar para ser tibio. Así lo amenacen a uno. Pero estamos en manos de un gobierno criminal y asesino. De eso no tengo la menor duda.


El mundo entero debe conocer el horror que vive Colombia. El senador Gustavo Bolívar esta liderando a petición de estudiantes de la Universidad Externado de Colombia, una serie de actos simbólicos de gran dimensión, para que no olvidemos ni un solo momento, estos homicidios aleves de gente inocente para engañar al país con el cuento que ganaban la guerra con la manida política de Seguridad Democrática, que nunca ha sido, ni es lo uno ni lo otro. Matar a un inocente, disfrazarlo de guerrillero con las botas al revés, para ganar una recompensa, un permiso, un ascenso, es inadmisible, imperdonable. O Colombia juzga y condena o lo hará la Corte Penal Internacional. Pero un hecho tan grave de degradación de la Fuerza Pública no puede quedar impune.


Invito a conocer, promover y participar en los actos simbólicos que se realizaran en el próximo abril. Son siete grandes tareas que el senador Bolívar y otros activistas sociales explican con detalle aquí en este video. También pueden consultar en el sitio web https://6402.info/.

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